miércoles, 1 de julio de 2015

Y...otra vez el verde, como los ojos de Iago

Mientras caminábamos por aquel sendero pedregoso no dejaba de compararlo con los avatares de la vida… la dificultad de una ruta de alta montaña nos retaba a lograrlo y el verde del paisaje nos recordaba tanto a nuestra tierra que olvidabas que los glaciares abandonaron estos lugares hace menos tiempo del que pensamos. Entonces como la vida misma nada nos haría retroceder ¡adelante!
Nuestros ojos eran ahora  los que daban las órdenes a nuestro cerebro, a nuestras piernas. Nuestros ojos lo escudriñaban todo  en una y otra dirección, atentos como los de un gato vigilando y reflejándose en ellos el verde del paisaje… otra vez el verde.

Y por fin ante nuestros ojos los dos lagos. Sin palabras, solo podía mirarlos solo mis ojos eran capaces de mandar a mi cerebro tales sensaciones la calma de sus aguas esa profundidad insondable y otra vez el verde… como los ojos de Iago.
Abuela Cris