Supongo que a nuestros queridos niños no les importara recordar la noche mágica de reyes cualquier día del año. Un beso para todos. A. Cris
Érase una vez una villa marinera, Sus primeros habitantes la bautizaron con el nombre de Marín para guardar dentro de él dos significados, mar y marinero.
En la noche mágica, cuando todos estaban esperando la llegada de los Reyes Magos… en una casa de la villa nacían tres gatos, sus dueños sin dudarlo los llamaron, Melchor Gaspar y Baltasar.
Los gatos fueron creciendo y antes de hacer el año ya tenían fama de grandes escaladores de tejados. Tenían pasión por el tejado de la lonja del pescado y mientras planeaban nuevas aventuras, les gustaba saborear las delicias del mar.
Melchor era un gran especialista del pescado azul, comía las mejores sardinas y caballas, manjar que favorecía el color de sus ojos.
Gaspar el más soñador y aventurero, se atrevía con las merluzas, pescado que muchas veces superaba el tamaño del gato, pero él muy listo no perdía el tiempo en esfuerzos y se comía lo más rico y fácil, “las huevas de merluza”
Baltasar era el más fino y señoríto, preparaba sus festines merodeando cerca de las cajas de cigalas, pero este marisco siempre estaba vivo y la pinza de una cigala ya le había causado algún que otro susto, así que se conformaba con las gambas nada peligrosas para él.
En una de aquellas reuniones planearon encaramarse al tejado del palco de la música y quedaron para vivir la aventura la tarde noche del el cinco de Enero de aquel recién estrenado año.
Cuando llegaron a la alameda que rodea el palco, el ambiente era muy animado. Había mucha gente y muchos, muchos niños. El palco estaba iluminado con un montón de luces de fiesta y por un momento pensaron en dejar la aventura para otro día, pero la gente estaba tan distraída que nadie reparaba en ellos. Después de una primera inspección ocular comprendieron que la única posibilidad de llegar al tejado era haciéndolo desde un árbol cercano. Camuflados entre el gentío que no les hacia ni caso, treparon por el árbol y con mucho esfuerzo de un solo salto los tres gatos se adueñaron del palco. Nadie podía verlos el brillo de las luces no permitía distinguir las tres figuras, en cambio ellos podían ver todo mucho mejor.
De pronto la gente comenzó a gritar ¡ya vienen! ¡Ya están aquí los reyes magos! ¡Ya están aquí Melchor Gaspar y Baltasar! Los gatos muertos de miedo pensaron que toda la gente iría a por ellos, pero como nadie subía al tejado pensaron y con razón que ellos no eran los reyes, ellos solo eran tres gatos.
Cuando llegaron a la alameda que rodea el palco, el ambiente era muy animado. Había mucha gente y muchos, muchos niños. El palco estaba iluminado con un montón de luces de fiesta y por un momento pensaron en dejar la aventura para otro día, pero la gente estaba tan distraída que nadie reparaba en ellos. Después de una primera inspección ocular comprendieron que la única posibilidad de llegar al tejado era haciéndolo desde un árbol cercano. Camuflados entre el gentío que no les hacia ni caso, treparon por el árbol y con mucho esfuerzo de un solo salto los tres gatos se adueñaron del palco. Nadie podía verlos el brillo de las luces no permitía distinguir las tres figuras, en cambio ellos podían ver todo mucho mejor.
De pronto la gente comenzó a gritar ¡ya vienen! ¡Ya están aquí los reyes magos! ¡Ya están aquí Melchor Gaspar y Baltasar! Los gatos muertos de miedo pensaron que toda la gente iría a por ellos, pero como nadie subía al tejado pensaron y con razón que ellos no eran los reyes, ellos solo eran tres gatos.
Entonces apareció una carroza llena de regalos y todos decían ¡hola rey Melchor! Y el rey mago en su carroza con las barbas muy blancas y su capa de terciopelo azul y blanca les lanzaba caramelos y pequeños regalos.
Luego apareció en otra carroza Gaspar con sus barbas doradas y su capa verde y oro.
Y detrás le seguía Baltasar que era el rey negro con su turbante azul lleno de piedras preciosas y una pluma de faisán que lo hacia más alto.
Lanzaban caramelos sin parar y uno de los lanzamientos llego al tejado donde estaban los gatos. Entre un montón de caramelos apareció una pequeña bolsa la abrieron y dentro encontraron envueltos en papeles de colores pequeños trozos de turrón blando que era el único que podían comer los gatos y además una nota que decía…
Queridos, Melchor Gaspar y Baltasar: somos los reyes magos de oriente y necesitamos a alguien con experiencia para que nos ayude a repartir los regalos de esta noche mágica. Sabemos que vosotros conocéis muy bien todos los rincones de vuestra villa. Os esperamos a las doce de la noche en vuestro lugar preferido.
Un abrazo, Melchor Gaspar Y Baltasar, los reyes magos de oriente.
Luego apareció en otra carroza Gaspar con sus barbas doradas y su capa verde y oro.
Y detrás le seguía Baltasar que era el rey negro con su turbante azul lleno de piedras preciosas y una pluma de faisán que lo hacia más alto.
Lanzaban caramelos sin parar y uno de los lanzamientos llego al tejado donde estaban los gatos. Entre un montón de caramelos apareció una pequeña bolsa la abrieron y dentro encontraron envueltos en papeles de colores pequeños trozos de turrón blando que era el único que podían comer los gatos y además una nota que decía…
Queridos, Melchor Gaspar y Baltasar: somos los reyes magos de oriente y necesitamos a alguien con experiencia para que nos ayude a repartir los regalos de esta noche mágica. Sabemos que vosotros conocéis muy bien todos los rincones de vuestra villa. Os esperamos a las doce de la noche en vuestro lugar preferido.
Un abrazo, Melchor Gaspar Y Baltasar, los reyes magos de oriente.
3 comentarios:
Muy bonito Cris, el otro día entré en un blog de un ilustrador de cuentos, mientras lo leía me lo imaginaba ilustrado por él en la colección de barcos de vapor, que te viene muy bien lo del barco. Tengo mala memoria y no sé cual es, si la encuetro te la daré. Felicidades.
ala! que bonito... agora já sei que andava buscando chinchi a noite de reis...
beijos
Lindo cuento de Reyes.
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